Me fui al Centro Histórico de la ciudad de la eterna primavera, en busca del Museo de la Ciudad de Cuernavaca. Tenía curiosidad por conocer la exposición fotográfica de Raúl Rechtman.
Cuarenta y siete imágenes de ventanas de edificios, que a primera vista parecen diseños arquitectónicos.
—¿Por qué Reflejos, Raúl? En última instancia, todas las fotografías son reflejos.
—Casi todas las imágenes que percibimos, se forman al reflejar la luz incidente de una fuente de luz. Las excepciones son las imágenes que se forman por su propia fuente de luz, como las luciérnagas. Yo quería que la exposición llevara el título de
Reflexiones, pero ese nombre ya había sido usado por un amigo mío en su exposición, y lo cambié por Reflejos.
“Reflexiones tiene un doble sentido: te hace reflexionar y es la reflexión de la luz. Y
como es algo que no esperas ver, te sorprende”
—Entonces Reflexiones se convirtió en Reflejos. Te debo confesar que me gustó la exposición, tus imágenes me parecieron más que fotografías, diseños. ¿Reflejos es una mirada surrealista a la realidad?
—No, es realista. No hice más que tomar la fotografía y revelarla en la computadora; moverle un poquito el tono y cambiarle un poco la perspectiva. Pero eso es todo lo que se hizo. No hay más manipulación que esa.
—Las fotografías de las ventanas semejan diseños arquitectónicos. ¿Ese fue el propósito?
—Mira, yo he buscado fotografías similares en la red. No soy el primero que toma fotos de estos reflejos que se ven raros. Sí, en parte, son un conjunto de fotografías arquitectónicas, donde las ventanas parecen distorsionadas por los reflejos. Es meter
un poco de desorden dentro del orden.
“Lo que ves es el orden de los marcos y el desorden de los reflejos en los vidrios.”
—¿Cuándo y dónde tomaste las fotografías?
—Todas están firmadas en 2023, que es cuando se imprimieron. Son fotografías que tomé en Toronto, Canadá entre 2010 y 2023. Viajo a Toronto una vez al año a visitar a mi hermana y mis sobrinos. Aprovecho para dar vueltas por el centro y tomar
fotografías.
—Se revela en Reflejos que Toronto es una ciudad muy moderna.
—Bueno, me fui a la parte moderna, que refleja lo que quiero ver.
—¿Reflejos es un reencuentro de Raúl Rechtman con la fotografía?
—No, la exposición es producto de lo que he venido haciendo desde hace muchos años.
—¿Esta es tu primera exposición?
—Sí.
—¿Qué comentarios has recibido de los que han venido a verla?
—Vino mucha gente a la inauguración. Cuando digo mucha, yo calculo 50. Y casi todos amigos. Y, pues, la opinión terriblemente favorable. Había dos personas que no conocía. Uno de ellos un fotógrafo profesional. Y le agradaron las fotografías. Él también toma fotografías de edificios.
—Te iba a preguntar si de alguna manera Reflejos también era como el recuento de tu vida a nivel visual. Pero veo que no es así.
—No, no es así. Es simplemente una necedad.
—¿Cuándo descubriste que te gustaba la fotografía?
—Pues como muchos fotógrafos, empecé porque me regalaron una cámara. En mi caso fue mi abuelo quien me regaló una cámara Mercury, que usaba rollos de 35 milímetros, pero en lugar de tomar 36 fotos tomaba 72 de medio cuadro. Con esa tomé fotografías mucho tiempo.
“Luego empecé a practicar fotografía con los amigos de la prepa y participé en un club de fotografía, con el director de la escuela y varios amigos. Era maravilloso ir a casa del profesor Vicente Carrión. Él era una persona admirable como director y como persona. Era uno de los niños de Morelia, que llegaron refugiados de España. Llegó a México de niño y se convirtió en director de la escuela secundaria y preparatoria en la que estaba. Daba clases de matemáticas y era buenísimo.”
—Pero, finalmente, abandonaste tu vocación de fotógrafo y optaste por la física.
—Pues sí. Nunca pensé en la fotografía como una profesión. Decidí estudiar una carrera universitaria, pero me costó trabajo decidir cuál. Empecé en arquitectura, me pasé a ingeniería y terminé en física.
—Doctor, acabaste en la más difícil.
—Sí, pero la más divertida.
—Platícame sobre tus otras colecciones de fotografías, que podrían dar lugar a nuevas exposiciones.
—Tengo una sobre el agua, con fotografías tomadas en Toronto y en otros lugares; ahí aparecen nuevos reflejos.
“La otra es de fotografías de trompetas, tubas y otros instrumentos de viento, que se presentan en los festivales de Tepoztlán. La gente desfila por la calle y los reflejos de los instrumentos musicales deforman lo que estás viendo, de una manera muy interesante.”
Apagué la grabadora y salimos de la ruidosa cafetería, frente a la Catedral. Nos despedimos y yo regresé a la Avenida Morelos, número 265, a echarle un nuevo ojo a la peculiar exposición de Raúl Rechtman, investigador del Instituto de Energías Renovables de la UNAM.
Raúl Rechtman en su exposición fotográfica "Reflejos".